María Eugenia Vidal decidió volver a su viejo amor, la ciudad de Buenos Aires, donde volverá a vivir luego de dejar su casa en la base aérea de Morón y, lo que es más importante en el plano político, armará para ser la candidata del PRO -probablemente frente a Martín Losteau- en el 2023 para suplir a su «maestro» Horacio Rodríguez Larreta.
Pero Vidal, quien al parecer haber concretado ya su anhelo de volver a enamorarse en el plano personal, tiene un plan B: dependiendo de cómo se den las alianzas con el radicalismo y la Coalición Cívica y, también, de cómo salga parado el gobierno de Alberto Fernández, podría llegar a integrar la fórmula en las presidenciales del 2023.
Rara paradoja la de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Era hasta hace un puñado de días la «leona» del presidente Mauricio Macri, quien le elogiaba por sus políticas frente a los «machos» (intendentes) del conurbano, pero después del 27 de octubre la relación se enfrió porque el alter ego del jefe de Estado, Marcos Peña, consideró que no había puesto toda «la carne al asador» en la campaña entre las PASO y las generales.
Sin embargo, los que conducen la UCR y la CC la rescatan de cara al futuro como una figura prometedora y sostienen que debe estar en la mesa de negociaciones tripartita sí o sí.
A ello debe sumarse que ambas conducciones aislarán a Macri si aspira a seguir conduciendo Cambiemos. Las advertencias ya vienen de todos lados para el jefe de Estado, incluso hasta del propio PRO consideran que se abre una nueva etapa sin personalismo.
Asimismo, cabe recordar que a Vidal le gustó el plan B del titular de la UCR, Alfredo Cornejo, cuando Macri bajaba en las encuestas: llevar como candidata presidencial de Cambiemos a la «leona».