Los gobernadores entrante y saliente, Omar Perotti y Miguel Lifschitz, tienen ahora un nuevo contrapunto de cara al traspaso del gobierno, que en Santa Fe es el 11 de diciembre, al disentir sobre el lugar donde se hará la ceremonia en la que el peronista recibirá el mando de parte del socialista.
Ambos pesos pesados tienen claro que la compulsa entre ellos recién comienza y no ceden en nada ni intentan dar una imagen pacífica de transición.
Lifschitz propone que la ceremonia se haga en la Legislatura y Perotti quiere que sea en la explanada de la Casa de Gobierno, ante el público y la militancia peronista.
El abanico de desencuentros tiene que ver con obras que el socialista lanzó para el año próximo, con que está confeccionando el presupuesto pese a que el peronista le dijo que quiere hacerlo él después del 11 de diciembre y, ahora, tampoco se ponen de acuerdo en dónde será el traspaso de gobierno.
Perotti reunió ayer a su tropa y castigó con todo lo que pudo al gobernador socialista, quien salió electo primer legislador provincial y seguramente presidirá la Cámara de Diputados, ámbito desde dónde se espera que siga la polémica con el líder peronista.
El mandatario electo advirtió del fracaso de una “relato socialista” y puso de relieve que “en la calle” la gente se pregunta ”si habrá dinero para pagar los sueldos de diciembre y el aguinado, y los sueldos de enero y febrero”.
Perotti habló de un “fin de ciclo cumplido” de los socialistas, que gobernaron los últimos 12 años, y advirtió acerca de la situación social en que dejan a la provincia. “Lo que nos duele como santafesinos es la pobreza”, resumió.
En el plano nacional, apuntó que el gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Fernández de Kirchner “tiene que encender la economía, ponerla en marcha y allí vamos a acompañar” a los líderes del Frente de Todos porque el país “tiene que volver a recuperar su actividad económica y generar empleo”, aunque aclaró que “no será sencillo”.