«Hay una decisión tomada y es cortar el vínculo con el delito», advirtió el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, frente al brote de crimen organizado que están causando el terror en gran parte de la provincia, especialmente en Rosario, con robos, asaltos y homicidios, y que tiene aparentes conexiones con la policía y el poder político.
Rosario, la ciudad más poblada de la provincia y la tercera ciudad más poblada del país, está conmovida: 16 asesinatos en los primeros 14 días de enero hicieron recordar a viejos pobladores cuando en 1930 a la ciudad, azotada por la prostitución y el crimen organizado, la llamaron la «Chicago Argentina».
Perotti dio una conferencia de prensa esta tarde y, tras anunciar una batería de medidas, dijo que «hay que tener la firmeza y templanza necesarias para proteger a la gente honesta y trabajadora», al tiempo que aseguró que pondrá «todo el esfuerzo posible para resguardar a cada uno de los santafesinos”.
El gobernador se reunió en Rosario con el ministro de Seguridad, Marcelo Saín, y varios intendentes, entre ellos el de esa ciudad, Pablo Javkin, y convino firmar un convenio de adhesión institucional para tratar de contrarrestar la ola delictiva.
«Hay un objetivo central que es tener una fuerza policíal en la cual los santafesinos recuperen la confianza», remarcó Perotti, y advirtió que no está dispuesto a «tolerar» más hechos como los sucedidos últimamente.
Por su parte, el nuevo de la Policía de Santa Fe, Víctor Sarnaglia, anunció el pronto envío de 3.000 efectivos de las fuerzas federales a esa provincia y dejó en claro que no necesita a Prefectura «haciendo controles en la costanera» sino que se los requiere «en las zonas más calientes de los delitos federales».
En tanto, el diputado nacional de Cambiemos, Federico Angelini, considero que «hay una emergencia en seguridad» y a las fuerzas «se les debe dar más herramientas para enfrentar esta situación tan delicada».