El peronista Emilio Monzó salió del ostracismo político que le impuso María Eugenia Vidal («vos no pises la provincia», le dijo la gobernadora al titular de la Cámara de Diputados en el albor de la campaña legislativa del 2017), y realizó duras declaraciones en una entrevista realizada por el diario Perfil.

Sin medias tintas, dijo que Mauricio Macri llegó al 27 de octubre, el domingo en que perdió contra Alberto Fernández, «disociado de la realidad» y que Marcos Peña el viernes anterior a la elección decía que Cambiemos ganaba «por dos puntos».

De Vidal, juzgó que «está sobrevalorada electoralmente», aunque deslizó que la mandataria bonaerense, con quien hace unos dos años que casi no se habla, puede igualmente sentarse en la mesa de Cambiemos pos 10 de diciembre.

Para Monzó, a Macri «le costó unos quince días volver a aceptar la realidad”.

El dirigente peronista fue mas allá: «Este gobierno tuvo escasez de dirigentes con legitimad» y señaló al ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio, como «uno de ellos».

Descarnado como nunca, Monzó criticó que los integrantes de la coalición eran obligados a manejarse en forma uniforme en sus opiniones a través de un mail indicativo que les enviaba la Casa Rosada bajo el título «Qué estamos diciendo».

«El sentido era conformar al soberano y no a la gente», fustigó él aún titular de la Cámara de Diputados hasta el 10 de diciembre.

Monzó también castigó a Marcos Peña, al señalar que hay dos clases de dirigentes, los que «se legitiman en el territorio y quienes cuidan del soberano (monarca)». En el caso del jefe de Gabinete consideró que «cuida bien y le aportó mucho al soberano».

En esa función, evaluó el dirigente peronista, se desarrolló un gobierno que «buscó proteger al soberano tanto» que llegó «a aislarse completamente de la gente».

Monzó fue el principal armador de Cambiemos en las elecciones de 2015 en que Macri venció a Daniel Scioli y Vidal a Aníbal Fernández,  pero luego la ascendente gobernadora lo eclipsó y finalmente bloqueó.