Cristina Fernández de Kirchner, sabedora de que sola y en un mano a mano con Mauricio Macri no le alcanzaba para ganarle la presidencia, tuvo el gesto de ungir a Alberto Fernández como candidato, pero a días de que el peronismo vuelva nuevamente al poder, la expresidenta planteó un tríada de alfiles de enorme peso: Máximo Kirchner, «Wado» de Pedro y Axel Kicillof.
Máximo será ungido jefe de la bancada peronista-kirchnerista de la Cámara de Diputados, desde donde procurará lograr quórum con los partidos provinciales aliados como los de Misiones, Santiago del Estero, San Luis y algún otro, e imponer las leyes que necesite el Gobierno.
«Wado», exsecretario General de la Presidencia en la última gestión de Cristina, será ministro del Interior y el nexo con el presidente Fernández, y también con la Corte Suprema de Justicia, los gobernadores peronistas y el establishment económico-financiero.
«Es un excelente negociador en las sombras, el intérprete fiel del pensamiento de Cristina», dijeron a Periodismo Federal en el Frente de Todos.
Kicillof, a su vez, será un gobernador «cristinista» de paladar negro y, pese a que aclara a quien quiera escucharlo que «no» es de La Cámpora -como lo son Máximo y «Wado»- lo cierto es que al responde ciegamente a la exjefa de Estado y, de esa forma, se mimetiza entonces con los postulados de los dos restante integrantes de la troika.
Ellos serán los alfiles de la dama que -con la casi segura ida al Gabinete de Carlos Caserio, el jefe del bloque peronista «Argentina Federal» que responde a la liga de gobernadores del PJ- hegemonizará el Senado nacional.
Los tres tienen pista libre para las presidenciales del 2023 por el «cristinismo».