El domingo a la noche se llevó a cabo en primer debate presidencial en el Paraninfo de la Universidad del Litoral, escenario de la reforma constitucional de 1994.

Alberto Fernández y José Luis Espert fueron los que golpearon en el comienzo de la jornada. El primero, acusó al presidente Macri de haber mentido hace cuatro años en el debate ante Daniel Scioli (presente en primera fila); y Espert le endilgó al líder de Juntos por el Cambio que lo haya querido sacar de la cancha al poner en peligró su candidatura en el cierre de las fórmulas.

Macri, en cambio, no varió su discurso de las últimas semanas de campaña: pidió seguir trabajando juntos, recordar las cosas consideradas «imposibles» que pudo hacer cuando fue Jefe de Gobierno porteño y pregonó la «verdad, la decencia, el diálogo, el respeto y el diálogo». 

Una de las propuestas mas sorprendentes la hizo José Luis Espert, quien propuso quitarle las obras sociales a los sindicatos. En tanto, Roberto Lavagna también buscó insistir en poner como tema central el hambre en la Argentina.

El siguiente contrapunto fue en el bloque donde se discutió sobre Relaciones Internacionales. Macri cuestionó la política sobre Venezuela de su oponente peronista en ese sentido, Fernández indicó que le «preocupan los venezolanos».

Las otras discrepancias fueron sobre el pre acuerdo Mercosur-Unión Europea, que Macri defendió y Fernández criticó, y la soberanía sobre las Islas Malvinas, tema en el cual el candidato del Frente de Todos consideró que la política exterior no fue adecuada.

Seguidamente, vino el tema Economía y Finanzas, y ahí el debate fue siendo cada vez más picante. Lavagna fue el primero en exponer y dijo que el país «lleva años de estancamiento absoluto y los dos últimos de fuerte caída en el PBI» debido a «graves errores en los dos gobiernos, distintos y con políticas opuestas pero mismos resultados».

Macri también en este tópico recurrió a sus discursos recientes al atribuir los problemas de la economía, como inflación y dólar, a un problema que data de los últimos 80 años que dejaron «un promedio de 36 por ciento de pobreza».

A su turno, Fernández evaluó que el gobierno de Macri «fracasó en la economía» ya que «atacó al consumo y les sacó, a los que viven del salario, dinero» tanto a los «trabajadores como a los jubilados».

Al respecto, anticipó que en caso de ganar sentará «en una mesa a los industriales y los que trabajan» para alcanzar un acuerdo.

A su vez, Del Caño acusó al jefe de Estado de dejar la desocupación catastrófica que también dejaron los ex presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa.

Gómez Centurión pregonó su favoritismo por la «propiedad privada» y dijo que el resto de los candidatos «creen en el aborto», mientras que Espert celebró estar en el debate «a pesar de las trampa que alguno de los aquí presentes nos pusieron», en obvia referencia a Macri. 

Por su parte, Lavagna analizó que «vivimos una muy complicada crisis» y sorprendió con un mensaje positivo al afirmar que «vamos a salir» si bien aclaró que «no va a ser fácil».

En política exterior, Lavagna consideró que ha sido «errática» y Macri apuntó que al asumir se encontró con que Argentina era uno de los países «más aislados del mundo» y puso de relieve que su gestión revitalizo el Mercosur codo a codo con Brasil y restañó la relación dañada con Uruguay y Paraguay» y, asimismo, ponderó la realización del G20 con Argentina en la presidencia.

Macri, como era esperable, golpeó al Frente de Todos en un delicado tema; Venezuela, al sostener que «la ex presidente (Cristina Fernández de Kirchner) condecoró al dictador Maduro y nosotros reconocimos a Juan Guaidó», como presidente a cargo.

Pero Fernández contraatacó al expresar: «Me impresiona cuando el presidente dice lo que dice, porque las relaciones internacionales no es sacarse fotos» y manifestó que «no entró un centavo» al país. «Lo que tenemos que hacer es hacer las cosa con seriedad, no alcanza con las fotos ni con un G20», disparó el candidato peronista.

Espert volvió a sorprender cuando le dijo a Lavagna que discrepaba con su afirmación de que «al Mercosur hay que rescatarlo» y diferenciar que en su opinión «no se puede rescatar nada, porque fue impuesto por el ex presidente (Carlos) Menem».

Más adelante, el jefe de Estado dijo que le «preocupan algunas definiciones que hemos encontrado en la oposición» en materia de narcotráfico.

A su turno, Fernández indicó que «Venezuela tiene problemas, pero más problemas tienen los venezolanos y los que tuvieron que emigrar; yo quiero que los venozolanos solucionen el problema» y cargó contra el líder de Cambiemos al subrayar que quiere que «ningún soldado argentino termine en Venezuela».

Gómez Centurión se destacó porque casi siempre se excedió del tiempo permitido y también porque postuló que el impuesto a las ganancias «no debe ser pagado por el asalariado».

Lavagna criticó los fallidos anuncios del Presidente. «La  lluvia de inversiones, los brotes verdes y que estamos listos para crecer» y lamentó «el aumento de la pobreza y la indigencia».

El líder de Consenso Federal volvió a ser positivo al sostener que el país «puede crecer tranquilamente cuatro por ciento por año de manera consecutiva».

Macri, en tanto, sostuvo que lo «alegraba que el Frente de Todos hable de corrupción» y le endilgó al kirchnerismo «haber destruido la economía».

Sobre el aborto, Gómez Centurión, como se esperaba, manifestó estar «a favor de la vida», en tanto que Espert llamó la atención nuevamente cuando puso en en foco las prisiones preventivas dictadas por la justicia a ex funcionarios y remarcó que no pueden ser señal de «venganza».

Fernández criticó que «parece que algunos piensan que los derechos humanos son un curro» y ratificó que creará el Ministerio de la Mujer, la Igualdad y la Diversidad. Acerca del aborto, dijo: «No voy a escapar al tema, todos saben lo que pienso, hay que tender a la legalización, terminemos con la hipocresía».

Fernández disparó, en el tema educación, cuando le preguntó al jefe de Estado «por qué trató tan mal a los investigadores del Conicet».

Sobre el final, Macri se preguntó si Axel Kicillof, en caso de ganar la provincia de Buenos Aires, «no va a poner una narcocapacitación en las escuelas».

El Presidente alcanzó su punto más alto cuando le pidió al kirchnerismo «asumir los fracasos» y disparó: «Volvió el dedito acusador, volvió el atril, el kirchnersmo no cambió».