Las horas previas a la elección del domingo, Mauricio Macri dio la orden de no hablar de una posible derrota el domingo, como lo indican la totalidad de las encuestas, y solo se concentra en un posible balotaje.  El plan B es invitar a desayunar el lunes post comicios  al candidato victorioso Alberto Fernández  en la residencia de Olivos, como se estila en algunas provincias, como Mendoza -donde gobierna la UCR- y en el vecino país Chile.

La idea es mostrar como Cambiemos toma una derrota como una de las alternativas de la democracia, a diferencia del peronismo, que con Cristina cambió el protocolo de asunción presidencial hace cuatro años, dando lugar a un sainete de ribetes tragicómicos.

Cambiemos habrá iniciado así la campaña para las legislativas del 2021, en las que hoy la mesa chica del jefe de Estado piensa en un Macri candidato a primer diputado nacional por la ciudad de Buenos Aires y María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires. No sólo porque serían los mejores candidatos sino también por los fueros.