El sector radical bonaerense liderado por el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, que perdió por 52 a 48% las recientes elecciones internas con el sector del diputado provincial Maximiliano Abad, levantó polvareda interna al reclamar la intervención de un juez electoral kirchnerista para confirmar fehacientemente el resultado definitivo.

El pedido despertó suspicacias en el partido centenario, ya que el titular del juzgado electoral de La Plata es nada menos que Alejo Ramos Padilla, muy vinculado al kirchnerismo y al oficialismo gobernante del Frente de Todos.

La elección bonaerense dividió las aguas en la UCR: Abad fue apoyado por el gobernador jujeño Gerardo Morales y aspirante a encabezar la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio en el 2023, y el jefe del bloque de Juntos por el Cambio en la Cámara de Diputados, el cordobés Mario Negri, y el ex titular del partido y gestor de la alianza Cambiemos, el mendocino Ernesto Sanz. 

Posse, en tanto, fue avalado por el senador porteño Martín Losteau y los dirigentes históricos bonaerenses Juan Manuel Casella y Federico Storani.

Según el sector «possista», no hay actas originales del escrutinio partidario y hubo diferentes versiones acerca de la diferencia de votos entre ambas listas.

A su vez, desde la lista ganadora se acusó a los contrincantes de intentar empañar la elección y de recurrir a la ayuda del kichnerismo y del Frente de Todos vía Alejo Ramos Padilla, y deslizan que el que está «metiendo la mano» en esa estrategia sería otro sempiterno radical devenido K: Leopoldo Moreau, una de las espadas oficialistas en la Cámara de Diputados.

Los radicales de Abad, mientras tanto, se preparan para resistir porque temen nada menos que la intervención de la UCR bonaerense.