Hongos comestibles

Científicos del Laboratorio de Micología y Cultivo de Hongos Comestibles y Medicinales (UBFungi) del Instituto Tecnológico de Chascomús (Intech, Conicet-Unsam asociado a Cicpba) están entusiasmados porque lograron duplicar, en comparación al 2018, la elaboración de inóculo, un producto a base de granos de cereales que se constituye como el insumo básico para la siembra de distintas especies de hongos comestibles.

“Entregado dos toneladas de inóculo a productores particulares de varias provincias, lo que significa la posibilidad de generar 12 toneladas de hongos”, dijo el investigador del Conicet y director del grupo Edgardo Albertó.

La generación de inóculo es una de las líneas con las que el laboratorio se relaciona con el sector productivo mediante lo que se conoce como Servicios Tecnológicos de Alto Nivel (STAN), herramientas con las que el Conicet hace su vinculación y transferencia de al sector privado.

“La producción de hongos comestibles es una actividad en franco crecimiento que permite generar alimento nutritivo a partir de desechos de la agricultura y, además, un ingreso extra para las familias que se dedican a esto. La calidad proteica de los hongos es alta, la mayoría de las especies posee todos los aminoácidos esenciales lo que los configura como posibles sustitutos de la carne, algo ideal para aquellas personas vegetarianas o veganas”, resaltó el investigador.

El inóculo producido en el Intech tiene como destino abastecer la sostenida demanda en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, La Pampa, Mendoza, Misiones, Río Negro, Salta, San Luis, Tierra del Fuego y Tucumán.

Si bien el consumo de hongos no incorporado a la dieta habitual de los argentinos, algunas especies van ganando adeptos como el champiñón, pero los denominados gírgola y shiitake son muy elegidos para la elaboración de platos gourmet y poseen, incluso, algunas propiedades medicinales.