No fue ninguna sorpresa. Todo el mundillo político lo sabía en Córdoba. La relación del jefe del bloque peronista en el Senado, Carlos Caserio, con el gobernador, era “tirada de los pelos”. Por eso, el senador formalizó su “renuncia indeclinable” como presidente del PJ tras las diferencias profundas con Schiaretti.
Caserio estuvo en desacuerdo con no apoyar la fórmula presidencial Fernández-Fernández en las elecciones del 27 de octubre.
El dirigente cordobés, ex mano derecha de Schiaretti, formalizó su renuncia mediante un escrito en el que además sostuvo que el peronismo de Córdoba “necesita de un nuevo tiempo” con vistas a la asunción de Alberto como presidente.
El PJ cordobés quedó ahora bajo la conducción del diputado Martín Llaryora, del bloque Córdoba Federal y electo intendente de la ciudad de Córdoba, quien asumirá el próximo 10 de diciembre.
En plena campaña y en disonancia con Schiaretti, Caserio expresó públicamente su apoyo a la candidatura presidencial de Fernández e incluso asumió la logística de la campaña a favor de la fórmula del Frente de Todos en las PASO del 11 de agosto y en las elecciones del 27 de octubre.
De cara a la elección presidencial Schiaretti, en una resolución que provocó mucho revuelo interno, decidió dejar en ‘libertad de acción’ a la militancia para la elección presidencial y compitió con ‘lista corta’ para diputados nacionales, en las que estaban en juego dos bancas y retuvo sola una.
A nivel presidencial, la fórmula de Juntos para el Cambio de Mauricio Macri sacó poco más del doble de votos, lo que disparó acusaciones cruzadas en el PJ cordobés.