Córdoba, el principal distrito anti kirchernista del país, está convulsionada por la interna de Juntos por el Cambio y, sobre todo por la decisión del radicalismo de no ser el «furgón de cola» del PRO, que -sobre todo a través de Mauricio Macri- les quiere imponer en las listas para las legislativas al ex ministro de Turismo, Gustavo Santos, quien ahora se alió con ex diputado nacional y exintendente Luis Juez.
En el seno de la UCR hay mucha bronca con Macri porque fue a la provincia mediterránea semanas atrás y ungió a Santos como posible candidato, a la vez que elogió al gobernador peronista Juan Schiaretti.
Claro, eran otros tiempos, ahora el peso del expresidente está devaluado porque perdió el control del partido con Horacio Rodríguez Larreta y hasta viajó a España para alejarse de la política diaria.
Por eso, los radicales cordobeses dicen que es un «debe» de Juntos por el Cambio «construir una esperanza» y hablan de la «necesidad de un cambio» para «volver a enamorar a los argentinos». Aunque advirtieron que no puede ser «con las mismas recetas» de los que «no encontraron soluciones». Y concluyen: «Es cambiemos y no sigamos», dardos que van disparados hacia Macri y sus delfines Santos y Juez.
Los dirigentes consideran que «es hora de la UCR» y quieren tener la lapicera para confeccionar las listas de candidatos a diputados y senadores nacionales. Igualmente, el armado de lista no está nada fácil porque en diciembre se le vence el mandato a Mario Negri, jefe del bloque y también del interbloque en la Cámara de Diputados, y desde el Comité Nacional quieren que siga en esa centralidad de cara a lo que viene.