La posibilidad de desarrollo del Kiwi en el mundo es muy limitada, no existe riesgo de sobreoferta porque las características de las zonas productivas en el mundo son muy restringidas y el fruto que se cosecha en la zona de Mar del Plata está entre los mejores del mundo, dijo a Periodismo Federal Ricardo Nejamkin, integrante de la Cámara de Productores de Kiwi de esa localidad balnearia.

Si bien esta fruta es originaria de China, alcanza su desarrollo comercial cuando es implantada en Nueva Zelenda, hace apenas unos 70 años.

De hecho, en este país de Oceanía lo bautizan como kiwi porque se parece al ave nacional neocelandeza homónima.

“El kiwi es la única fruta nueva de los últimos 100 años, no hay otra fruta nueva”, dijo Nejamkin, quien agregó que adoptó internacionalmente el nombre adoprado en Nueva Zelanda gracias “a una espectacular campaña de marketing y comercialización con la que lograron imponerlo en el mundo”.

Nueva Zelanda maneja la fruta en todo el mundo a través de una empresa mixta llamada Zespri, que maneja la comercialización de toda la fruta en NZ.

La variedad implantada se llama Hayword, que es una fruta verde aunque ahora en China hay kiwis de muchos colores, agregó Nejamkin.

“El Hayword se adaptó perfectamente a una combinación neocelandeza de suelo, clima y agua”, explicó este productor, quien agregó que el desarrollo de esta fruta se dio “en el paralelo 38 sur en la costa del mar”.

“Si miramos ese paralelo en un planisferio y lo proyectamos, la línea atraviesa el Océano Atlántico, luego Mar del Plata, sigue por Chile y vuelve al mar en el Pacífico”.

O sea que esta franja de la costa argentina reproduce, al igual que en Chile, las características de Nueva Zelanda respecto a esa combinación necesaria en cuanto a demandas de temperaturas medias, tipo de agua y suelos profundos.

“Mar del Plata reproduce las condiciones de donde está el mejor Kiwi del mundo”, explicó Nejamkin, quien agregó que esas características marplatenses, en realidad se reproducen en una franja que va entre Villa Gesell y Miramar, aproximadamente.

Rememorando la historia de esta fruta en nuestro país, el kiwi llega como actividad productiva hace unos 40 años, y las primeras plantas llegaron a Misiones, donde no prosperaron. Luego las se probaron en Baradero y San Pedro, y tiempo después a Mar del Plata.

Hoy, Argentina tiene unas 500 hercátareas sembradas mientras Chile tiene 10.000.

“Argentina está muy lejos en volumen de producción, pero en calidad nuestro kiwi es mucho mejor”, advirtió Nejamkin, quien recalcó que “hay mucho por crecer aún” dado que se están produciendo unos 5 millones de kilos al año.

Sin embargo, el principal problema que enfrenta el kiwi es que “es una producción aún de nicho y costosa”.

“El problema es cultural y macroeconómico porque el productor busca ciclos de producción corta, no hay cultura de esperar 5 años”, agregó Nejamkin, que también recordó que “no hay apoyos oficiales para el desarrollo de esta fruta”.

Y como ventaja ya capitalizada ratificó que “hace unos 10 años que ya sabemos en nuestra zona cuál es el paquete tecnológico que tenemos que usar y los errores que no hay que cometer. Hoy presentamos proyectos que producen 40.000 kilos por hectárea, eso lleva a la difusión de los valores de la actividad. Ya generamos un conocimiento propio de la zona que es exitoso” porque saben qué combinar con esas necesidades adecuadas de suelos, agua y clima.

La calidad del kiwi de la costa tiene “mejor calidad que la de Europa, salvo Italia y de Chile. Nueva Zelanda nos lleva 30 años”, explicó este productor.

La calidad de la fruta está ratificada por compradores del hemisferio norte que priorizan nuestro kiwi al de Chile cuando tiene que comprar en contraestación en términos hemisféricos.

El objetivo de la Cámara de Productores de Kiwi es cuidar la calidad y hacer crecer la superficie sembrada.

Para ello cuidan en medir el grado brix de la producción, es decir: el porcentaje de sólidos solubles presentes en la sustancia, que indica la cantidad de azúcar presente en cada fruto, algo que influye en su sabor.

Medir la cantidad de azúcar en la fruta fresca es esencial para su consumo en crudo y para la elaboración de ciertos productos, como por ejemplo los jugos. Por eso las normativas nacionales e internacionales exigen que se mantenga un contenido de sólidos en azúcar (es decir, unos grados Brix determinados).

El grado Brix “es una señal de cuánto almidón se va a convertir en azúcar después para saber cuándo va a estar buena para comer, madura pero no blanda” afirmó Nejamkin, y recordó que esto es necesario porque el kiwi se mantiene duro.

Para Nejamkin, “la certeza de que el kiwi es un buen negocio la da que los emprendimientos que alcanzan la unidad económica siguen invirtiendo. El problema es que la inversión es muy cara. Implantar una hectárea de tierra, sin la tierra, cuesta entre 30 y 40.000 dólares, y luego hay que seguir invirtiendo”.

A pesar dde ello, consideró que este año, la zona de Mar del Plata y alrededores alcanzará entre el 70 y 80% de la cantidad total de la producción nacional”.

“Si este gobierno conoce la actividad la va a apoyar porque es una inversión duradera, radica gente en el interior y  sustituye importaciones”, concluyó Nejamkin.